lunes, 4 de abril de 2016

Ejercicio: The Sound of Silence

Spoilers de Dragon Age: Inquisition. 

En estos últimos días ha adquirido un mantra curioso: cuando piensa, se frota la barba con su mano derecha. Sus dedos índice y pulgar comienzan justo al lado de los labios, rodean los labios y terminan en el mentón. Es un patrón repetitivo y Sera, su mejor amiga, lo ha notado. Pero ella sólo se ríe y le envidia la frondosa y majestuosa barba que su amigo Thom Rainie le robó a los demás Guardias Gris (porque sólo puede haber uno). Sera ha madurado y ha cambiado en los últimos dos años. Parte de ello, quizá, se deba a como Thom se enfrentó a su negro pasado. Es posible que él le haya inspirado. Y claro que cuando uno tiene que salvar el mundo se aprenden muchas cosas.

Es una noche apacible y los dos disfrutan de la cerveza y el alimento en la posada. El murmullo de la gente es muy animado y la comida es de buena calidad. No es la mejor pero por el precio es bastante respetable, especialmente porque Sera pide en grandes cantidades. Aún no bate su record de dos papas, un pato asado y cuatro tartas.

"Todo lo que un Guardia es, es una promesa. Proteger a los demás, incluso a costa de su propia vida."
Piensa para sí mismo. Cuántas veces no repitió esa frase para presentarse, para inspirar a los demás. 

También piensa en cuántas mentiras escudó detrás de esa frase para hacer el bien, para redimirse. Porque él sabe perfectamente que lo que hizo estuvo mal y fue de lo más ruin, cruel y cobarde. En su momento no lo supo con claridad pero después llegó la revelación y le golpeó como aliento gélido de un dragón de hielo. Lo supo cuando el verdadero Blackwall dio su vida para protegerlo a él, a un criminal. Su salvador fue sólo un hombre, un hombre de palabra y honor que dio su aliento para que él pudiera sobrevivir y seguir adelante. Dio el regalo más preciado de todos: su propia existencia.

No se atrevió a defraudarlo.

Tomó el nombre de Blackwall y tomó la máscara.  Se transformó en él, en un caballero cuya espada fue la mentira. Desde entonces luchó para proteger a los débiles y enseñarles a defenderse. Sólo era cuestión de tiempo para que la Inquisición le encontrara por mero capricho del destino. La ausencia de los demás Guardia Gris fue lo que cruzó los caminos de  la Inquisidora y sus compañeros con el suyo. Hace dos años, cuando le preguntaron que de qué era capaz un Guardia Gris, él respondió con honestidad: Salvar el jodido mundo si presionan.

Hubo sospechas, principalmente por discrepancias con algunos hechos y algunas fechas. La mayor alerta fue que Corypheus no tuvo poder sobre él. No escuchó su voz y jamás fue llamado a unirse a los otros Guardias Gris. Pero las sospechas se disiparon con el tiempo porque probó su valía con músculos, acero y valor. Una plaga aquí, una plaga allá, un caos total. ¡Nadie tenía tiempo para dudar de él!

Todo cambió cuando se enteró que iban a ejecutar a un antiguo soldado suyo. Arriesgó su reputación, arriesgó todo lo que construyó para por fin enderezar su camino, encontrar la salvación que Blackwall le entregó. Hizo pública su farsa y su responsabilidad.  La Inquisición completa tembló un poco, especialmente la Inquisidora. Todos, excepto el niño fantasma, le miraron con horror. Algunas miradas se suavizaron después cuando le vieron preso, arrepentido por sus pecados. Pero hubo una que se hizo más áspera y dura: Cassandra. Ella urgió a la Inquisidora en secreto que pagara por sus crímenes más fue ignorada. Hubo un intercambio de prisioneros, un hombre que iba a ser ejecutado tomó su lugar y nadie notó el cambio. Justo enseguida, Thom rindió cuentas ante la Inquisidora, quien le perdonó, le pidió permanecer a su lado.

Ante su segunda salvación tampoco se pudo negar.

-¿Te vas a comer eso?

Pregunta Sera. O eso entiende Thom porque la elfa mastica y habla al mismo tiempo. Él le sonríe y empuja su plato con la patata a medio devorar hacia las garras de la arquera. Ella agradece con un gesto de su cabeza y viola las leyes de la física al introducir la papa en su boca, en donde no hay espacio posible. Y se las arregla para masticar con los labios sellados. Y es ella quien le perdonó desde el comienzo porque sabe muy bien que todos cometen errores. Sabe que el pasado sólo es un camino ya recorrido, una base para la persona que eres hoy.

Thom se vuelve a perder en sus pensamientos y en su viejo ser. Recuerda esos días con cierta amargura dulce. En dos ocasiones se le perdonó y en esas dos ocasiones salió adelante. No fue fácil. Por largas noches escuchó el lloriqueo de los niños inocentes y las maldiciones a sus antepasados. Por largas noches le fue imposible perdonarse a sí mismo. Por largas noches se dedicó a rastrear y encontrar miembros de su antigua compañía para ayudarles a reconstruir su vida. Esas noches quedaron atrás porque hoy tiene una tarea diferente: recorre Thedas para descubrir el bien dentro de los condenados y olvidados, los presos en las prisiones más oscuras y los fosos más profundos. Les entrega su propia fe, les pide que crean en él que cree en ellos. Los hace mejores personas. Es una tarea ardua: con frecuencia se toma descansos porque es exhaustivo de forma física y mental. Las prisiones devoran la luz y los espíritus.

Con la misma constancia se encuentra con Sera, quien le conoce por completo. Con ella no tiene que fingir que fue un ejemplar, un dechado. Con ella pude reír, gruñir y maldecir en el mismo respiro. Es una amistad bastante sólida y curiosa.

A menudo Thom desea preguntarle a Sera qué pasó con la Inquisidora pero cree que no es correcto. Sabe que la Inquisición se deshizo y (sospecha) pasó a ser un grupo selectivo y secreto porque sabe que hay amenazas aun acechando. El mundo nunca va a terminar de salvarse por completo. Y cuando saluda a Sera ella tiene la mirada perdida, enamorada.

El desenmascarado suspira y da un trago más a su cerveza. Ciertamente los días anteriores eran más sencillos: podía escudarse detrás de un mito, detrás de una mentira. Hoy tiene que lidiar personalmente con su pasado y sus errores que sigue enmendando poco a poco. Las largas  noches sin sueño han desaparecido pero de vez en cuando alguna pesadilla traviesa se digna a visitarle.

Más no se arrepiente de nada. De otra forma no habría participado en la salvación temporal de Thedas. Sería muy irónico que pudiese participar en una segunda salvación, como le sucedió a él. Y con esa ironía entre dientes se ríe en voz baja ante la mirada curiosa de Sera, quien sigue masticando. 

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