Y, ¡hola! Acá sin dormir aún... Después de ver Night of Champions, algo de adrenalina y ánimo sigue presente. Pero sí, debería dormirme porque mañana hago el horario. ¡A ver qué pasa!
Night of Champions (por si no dieron click) es un evento de la WWE. Sí, sé que son luchas falsas y todo pero me divierto. Es mejor que andar viendo novelas, ¿no? O reality shows que son peor aún... Estuvo divertida esta noche a pesar de lo mucho que batallé por estar viendolo en internet con streams que sufren de lag o los cierran. El problema es que Cablevision (mi proveedor de Internet, teléfono y cable) no tiene los eventos aún. Tengo varios meses esperando desde que me dijeron "en un mes vamos a tener los eventos de la WWE, señor". ¡Y dedo! Así que toca ser ilegal y joder. Pero bueno, las cosas pasan.
Ay, que rica brisa entra por la ventana... Btw, eso me recuerda cuando dije que me iba a traumar si el aire resultaba ser hombre... Anyways, sigo.
Ya entro a clases el 3 de Agosto. Lo más probable es que deje RO por un par de meses. O debería. Y ya levantándome temprano debería retomar la costumbre de correr... Ay, son tantas cosas las que faltan por mejorar... Pero todo a su tiempo, mis pequeños.
Ahora, para hacer un poco más serio el post, quiero compartir con ustedes el fragmento de un fanfic mio de RO. El personaje principal es una cabrona, borracha y terca mujer que por azares de su vida deberá dejar de tomar alcohol y ella se despide de ese líquido a su manera:
Un vaso de vidrio con muchos hielos. Normalmente tendría veneno dentro; veneno delicioso que alza la temperatura del cuerpo y se hace adictivo.
Alcohol. Delicioso alcohol que se derrama sobre su cuerpo y le lame la piel. Cada gota se desliza de forma lenta, pausada, dando un último recorrido por el cuerpo de la mujer.
Es su forma de limpiarse de tan horrible enfermedad, porque sí, es una enfermedad todo ese rollo del alcoholismo y la borrachera. Se limpia mordiendo los cubos de hielo y escupiéndolos de vuelta al vaso. Parecen cohetes de tan rápido que son disparados de vuelta a su prisión. Y ahí mismo en el profundo pozo son revueltos unos contra otros para volver a ser tragados y escupidos. Es la parte más larga del ritual.
El baño debería oler a perfume y jabón pero ahora apesta a alcohol. Alrededor de la blanca tina hay latas de cerveza; botellas de vino, ron, brandy, sake, tequila, licor, anís, vodka, whisky y demás cosas que ella solía tomar.
Tú recuerdo sigue aquí, como un aguacero.
Todos esos contenedores del preciado líquido que en más de una ocasión la hicieron olvidar todo. La hicieron mejor, peor. La hicieron una nube y la hicieron una enferma. Están todos esparcidos y de pie como acólitos adorando a su Dios.
Sé que te tengo que olvidar. Tu recuerdo me hace bien, me hace mal.
¡Sabe muy bien que lo va a extrañar! Tantas noches juntos y también tantas mañanas. Amor verdadero, graciosamente. Pero ya es hora de un alto y es por eso que hace todo este espectáculo de bañarse en sus antiguos brebajes. Cree que se va a curar si desperdicia todo a la vez y le da un hermoso último adiós.
Velas iluminan con tenue cariño la figura de la desnuda campeona sumergida en litros de veneno.
Desde el momento en que se conocieron supo que eran el uno para el otro. Desde muy joven le agarró gusto al sabor amargo, luego dulce, de la cerveza y sus similares. Miles de monedas gastadas para seguir el vicio, vicio que hoy termina: extiende su brazo derecho y toma la botella de tequila más cara que posee. Es una botella redonda con incrustaciones de oro, plata y platino.
Y de un rápido movimiento la revienta contra su cabeza destrozando por completo la enfermedad y el contenedor. No con la vida.
Ahora gotas de sangre se meten en la tina que está llena de alcohol.
Y todo lo que le quedan son sus preciadas cicatrices. Cicatrices de un bonito cuerpo: cabello azulado, liso con tonos violetas, largo hasta poco más de los hombros que por lo general usa en dos coletas sobre éstos mismos. Un cuello fino que lleva a dos fornidos hombros y éstos a su vez a largos y fuertes brazos que terminan en poderosas manos. Los pechos son de buen tamaño, no tanto como su mejor amiga pero tiene con qué defenderse; el vientre es plano y algo marcado con anchas y redondas caderas. Un tesoro escondido y piernas tonificadas, gruesas, potentes. Los pies son lo más delicado de ella, después de todo. Sus ojos son grises y sus cejas algo pobladas; la nariz es refinada y los labios carnosos, dueños de una hermosa sonrisa. Las orejas sin pendiente alguno y las mejillas con carne.
Una cicatriz en el hombro derecho.
Una cicatriz en el vientre.
Una nueva cicatriz en su frente.
Y ni una cicatriz más en su corazón, ya ha sanado todo.
¿Qué opinan? No entenderán del todo pero la idea a mi me encantó.Oras, tengo hambre. g0 cenar!
¿Qué pasaría si Pinocho dijera... Mi nariz va a crecer ahora?