lunes, 25 de octubre de 2010

Get lost with me

Tener la conciencia limpia, sólo es síntoma de mala memoria.

¿Por qué no llegas, eh? Te haces de rogar.

Piérdete conmigo. Guarda tus alas y caminemos por ahí, buscando rosas en las ruinas de concreto. Demos pasos simples y uno cerca del otro, eres tú todo lo que me hace caminar. Rompamos el timón del barco y piérdete conmigo. Sin brújula y sin estrellas.

Bailando en el camino y sonriendo por la eternidad. Montemos nuestros sueños y domemoslos para que se vaya el frío. Olvídate de todo lo que sabes y aprendamos juntos lo que nunca sabrán los demás.

Pero claro, debes llegar primero.

Bueno, fuera de tonterías grises, todo bien. Atareado y con trabajo pero todo bien... Creo. Seguramente deje RO unos dos meses. Ah, ya acabamos la partida de Dungeons & Dragons. Sigue otra.

Y a dormir, que tengo sueño. Later!

miércoles, 20 de octubre de 2010

Invincible

La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce.

Quiero escribir. No sale directamente del corazón, como suele hacerlo. Sale de un cielo gris y de un cerebro cansado que necesita dormir. En cámara lenta me suelta cada impulso eléctrico para que mis dedos se muevan torpemente. Es tonto, soy tonto. Es como una adicción a lo falso que me puede provocar eternas sonrisas. Te entenderé que no hay amor, pero dime, ¿qué hago yo?

Con escasa frecuencia el mundo me obliga a arrodillarme unos segundos para no caerme. Todo el peso sobre mis hombros y la sonrisa no se borra; los músculos de las piernas se cansan poquito y los brazos duelen. ¿Pero qué soy yo sin mis ideales románticos, a veces falsos? Porque me voy a estrellar contra el cielo negro con estrellitas, que en realidad no son estrellitas si no perforaciones en el gran tapete de Dios (o eso me han platicado, ignoro la verdad).

Sí, a pesar de todo lo que digo arriba, viene directo del poco cerebro que poseo. ¡Vamos, que soy un tonto! Quisiera estar en un sueño, ah. Poder tomar las nubes y morderlas para decir que son nubes, como cuando tomas una estrella del cielo, la estrujas y sale jugo estelar. Y quiero rayar la luna para mis pizzas caseras.

Con un acelerador a fondo y hojas nuevas por leer y escribir, uno piensa: ¿Vale la pena? Y uno mismo responde: ¡Claro! Con una historia en tus ojos, puedo decir que notas la derrota detrás de mi sonrisa.

Anda, que sin ti estoy mejor. No sin ti, mujer, sino sin la otra cosa esa. No, esa cosa esa no, otra que no conociste. Porque muy parecidos y todo, dedo, eh. Puro dedo.

En este lugar sagrado puedo tomarme unos segundos antes de seguir echando pestes y pateando ideas y expulsando idioteces. Usando a otros como escudo de la vida real, no me da vergüenza admitir que soy imperfecto. Camino a tu lado.

Respiro despacio, con calma. Mi espalda está tensa de tanto pararme derecho y de incharme de orgullo. La mirada de malo no se quita, creo; esa mirada de malo que pongo cuando no estoy en casa para evitar molestias o para no llamar la atención por ser un pelele bonachon. Los dedos siguen bailando sobre el teclado -demasiado suave por cierto- y siguen oprimiendo símbolos que sabe Dios cómo llegaron a ser lo que son hoy. ¿Te imaginas una letra sin trabajo?

Un bostezo anuncia que debería detener esta palabrería. Pero antes debo limpiar los trastes y luego me duermo. ¿Vienes a soñar conmigo?